Además de hacer frente a sus discapacidades, los niños y niñas discapacitados deben afrontar otras consecuencias sociales como la discriminación, el aislamiento, la falta de inclusión o problemas para acceder a ciertos lugares como transporte público, edificios, etc. Estos factores influyen en el reconocimiento de sí mismo ante el mundo y una adecuada intervención optimiza las probabilidades de que se adapte a su entorno sin una mayor afección emocional.
Debido a lo antes mencionado, la vida de estos niños y niñas se complica aún más, por lo que es fundamental entregarles tratamientos y cuidados especiales desde que aparece la discapacidad.