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Es una temática frecuente el tema de la prevención. Muchas veces no lo tomamos en cuenta, pero el hacerlo puede impactar no solo nuestra salud mental y física (que es un TODO) sino además nuestro bolsillo.

Lo que nos compete es trascendente, son cuadros potencialmente graves que afectan no solo al paciente sino la dinámica familiar completa. Muchas veces generan rabia desconfianza en el entorno y un porcentaje no despreciable de auto agresiones incluso suicidio

Como siempre la prevención está en cosas simples (que en estos tiempos se complejizan eso sí. Como dijo Lao Tse: La Gran Vía es suave y recta, sin embargo, la gente prefiere los senderos tortuosos.

Recomendaciones para prevenir trastornos de la conducta alimentaria

  • Comer de manera más o menos estructurada, 4 o 5 veces por día. Evitar saltarse comidas y evitar los picoteos entre medio.
  • Alimentación variada, agradable a los diferentes sentidos.
  • Evitar la chatarra.
  • Evitar calmar al bebé o al niño pequeño dándole de comer; antes que eso está el abrazo, el mecer, el beso.  En el fondo no ofrecer la comida como un elemento de regulación emocional.
  • Mostrar con los hechos (no solo con la palabra) que el acto de comer en familia es algo placentero, donde se ríe, se discuten temas entretenidos, se conversa. Se celebra.
  • No usar las horas de comida para sacar a flote viejos conflictos que no se resolverán en esos momentos.
  • Evitar caer en el reduccionismo actual de la belleza física, especialmente el modelo de delgadez imperante.
  • Mostrar la belleza como algo relativo, ayudarle a los hijos a relativizar los paradigmas que les ofrecen las redes sociales. Mostrar como la belleza puede estar en un cuerpo equis delgado o más rollizo.
  • Evitar centrarse en aspectos del físico al comentar algo de la TV o referirse a algún familiar
  • No caer en comentarios como “qué regia te ves, tan delgada” …O “pobrecita… ¡está tan gorda!”.
  • Hacer DE VERDAD, actividad física estable dos o tres veces por semana; agregar una caminata diaria de 30 minutos por lo menos, que puede ser a alguna plaza cercana o por el barrio.

Tratamiento para un trastorno de la alimentación

El tratamiento de un trastorno de la alimentación también debe abordar otros problemas de la salud provocados por este, que pueden ser graves o, incluso, pueden poner en riesgo la vida si no se tratan por mucho tiempo. Por lo general, comprende una combinación de terapia psicológica («psicoterapia»), educación sobre alimentación, supervisión médica y, algunas veces, medicamentos. 

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