Cuando sentimos ira la presión arterial aumenta y así también el ritmo cardíaco; los niveles hormonales se incrementan y generamos un estallido de energía, pudiendo reaccionar de manera agresiva ante alguna amenaza.
Aunque la ira es necesaria como emoción movilizadora, a nivel interpersonal una mala gestión de ésta puede generar una forma de comunicación basada en la agresividad, lo cual trae consecuencias en las relaciones sociales y familiares, como el alejamiento o la desconexión de dichos entornos.
La importancia del manejo de las emociones en niños y jóvenes
La falta de autocontrol emocional en el niño, niña o adolescente puede traer como consecuencia distintos problemas, entre los cuales podemos encontrar:
- Depresión, agotamiento y sentimiento de desesperanza.
- Resentimiento, culpa al resto de sus problemas.
- Miedo, percibir amenaza constante e infundada.
- Ansiedad, los mecanismos de defensa se sobre activan.
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