ATAQUES DE PÁNICO: QUÉ SON Y CÓMO AFRONTARLOS

Los ataques de pánico pueden ser totalmente abrumadores para quienes los sufren. A menudo, la persona siente que está perdiendo el control o que le va a dar un ataque al corazón. Aunque los ataques de pánico pueden asustar, hay algunas cosas sencillas que se deben y no se deben hacer que pueden ayudar a las personas a sobrellevarlos y superarlos de forma segura.

¿Qué es un ataque de pánico?

Aunque los ataques de pánico pueden ser muy aterradores e incómodos, no son peligrosos y no requieren tratamiento en un hospital.

El ataque o crisis de pánico es una sensación repentina de terror que puede ir acompañada de mareos, sudoración, taquicardia, dificultad para respirar, temblores y un impulso irrefrenable de escapar o huir. A veces el miedo no es tan evidente, pero existe una sensación importante de inquietud y malestar asociada a un aumento de la frecuencia cardíaca. Un ataque de pánico no es un ataque al corazón. 

Los ataques de pánico son muy frecuentes y pueden afectar a personas de cualquier edad, incluidos los niños. La frecuencia, intensidad y duración de los ataques de pánico pueden variar enormemente. Algunas personas experimentan uno o dos ataques de pánico y nunca vuelven a tener otro. Otras sufren con frecuencia, a veces incluso a diario.

¿Cuáles son los síntomas y signos de los ataques de pánico?

Los ataques de pánico son tan desagradables que muchas personas, al sentir esta sensación por primera vez, piensan que están sufriendo un infarto. Esto puede aumentar su ansiedad y hacerlas sentir más vulnerables, creando un círculo vicioso.Signos comunes incluyen:
  1. Miedo intenso: Sentir un miedo, temor o terror intensos que no guardan proporción con lo que está ocurriendo.
  2.  Síntomas físicos: Sudoración, dificultad para respirar, temblores, aceleración del corazón, náuseas, mareos, sensación de desmayo u otros síntomas físicos.
  3. Desrealización: Sensación de estar alejado de la realidad o de uno mismo; el entorno puede parecer irreal o desconocido.
  4. Pensamientos negativos: Pensar en morir, volverse loco o perder el control.
  5. Impulso a escapar: Pensar que tiene que escapar o alejarse de la situación en la que se encuentra.

Durante un ataque de pánico hay dos fuerzas que se unen: un estado preexistente de ansiedad que afecta la regulación del sistema nervioso y una activación automática del estado de alerta. Conoce las acciones apropiadas cuando ocurre un ataque de pánico.

Qué NO hacer durante los ataques de pánico

Se recomienda no incurrir en las siguientes acciones, que empeoran los ataques de pánico:
  1. No se siente a esperar a que termine el ataque. Cuanto más espere a que desaparezca, más durará.
  2. No intentes luchar contra los síntomas de pánico ni resistirte a ellos. Esto sólo hará que el ataque dure más y que sea más difícil resistirse.
  3. No intentes averiguar la causa del ataque. No puedes controlar los síntomas de pánico intentando averiguar qué los ha provocado.
  4. No intentes razonar contigo mismo ni utilizar un discurso positivo. Esto sólo alimentará tus síntomas de pánico.
Si tienes ataques de pánico frecuentes que interfieren en tu vida diaria, considera buscar ayuda profesional. Un psicólogo o psiquiatra puede proporcionarte herramientas adicionales para manejar tus síntomas.

¿Cómo puedo controlar los ataques de pánico?

Además de las técnicas mencionadas, es recomendable adaptar las siguientes estrategias en el largo plazo:
  1. Evitar sustancias: La cafeína, el alcohol y otras drogas pueden aumentar la ansiedad.
  2. Identificar factores estresantes: Conocer qué situaciones desencadenan tus ataques puede ayudarte a controlarlos.
  3. Desafiar pensamientos negativos: Cuestionar estos pensamientos puede reducir la ansiedad.
  4. Cuidado personal: Dormir bien, comer sano y hacer ejercicio regularmente son fundamentales.

¿Cuáles son los desencadenantes de los ataques de pánico?

A pesar de que los ataques de pánico en sí mismos no son peligrosos, pueden provocar mucho miedo y afectar significativamente la calidad de vida. Es habitual sufrir uno o dos ataques en situaciones estresantes; sin embargo, si estos son recurrentes e inesperados y hay miedo constante a sufrir otro ataque, podría tratarse de un trastorno de pánico.

En el caso de los menores de edad, el apoyo emocional y el compromiso de la familia son fundamentales para que el niño se sienta comprendido y motivado en su proceso de recuperación. Esto también fomenta una adherencia al tratamiento, ya sea a través de la administración de medicamentos o de la participación en terapias.

Los síntomas de ansiedad y sus desencadenantes varían según el tipo; sin embargo, todos interfieren con las actividades diarias. Algunos trastornos comunes relacionados incluyen:

La experiencia de un ataque de pánico puede ser profundamente desconcertante, ya que los síntomas físicos y emocionales pueden parecer abrumadores y fuera de control.

¿Quiénes me pueden ayudar con mis ataques de pánico?

Los profesionales de la salud que ayudan a las personas que sufren ataques de pánico son:

Los psiquiatras son médicos especializados en salud mental que pueden diagnosticar trastornos, ofrecer terapia y prescribir medicamentos, como antidepresivos o ansiolíticos, para ayudar a controlar los síntomas.

Los psicólogos se centran en la terapia cognitivo-conductual, una forma de psicoterapia que ayuda a los pacientes a entender y manejar sus ataques de pánico al abordar pensamientos y comportamientos negativos. Ambos profesionales trabajan en conjunto para ofrecer un enfoque integral y personalizado para el tratamiento de los ataques de pánico, asegurando así que cada paciente reciba la atención adecuada según sus necesidades específicas.

Los ataques de pánico pueden ser experiencias profundamente perturbadoras, pero es fundamental recordar que hay ayuda disponible. Si sientes que estás sufriendo ataques de pánico, o si sospechas que algún familiar o amigo cercano presenta síntomas relacionados, no dudes en buscar apoyo. En el Centro de Salud CEAPSI, encontrarás especialistas capacitados que te ayudarán a comprender y manejar tu condición. No enfrentes esta situación solo; buscar ayuda es el primer paso hacia la recuperación y el control de tus ataques de pánico.

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