¿Puede el estrés y psoriasis estar relacionados el uno del otro?

La psoriasis es una enfermedad que se genera en la piel, produciéndose manchas rojas y escamosas que generan picazón, especialmente en partes del cuerpo como rodillas, tronco, cuero cabelludo y codos. Es una enfermedad común, crónica y que no tiene cura, pero se puede controlar con un tratamiento adecuado, haciendo desaparecer parcial o completamente los síntomas por un período determinado. Se puede manifestar con los siguientes síntomas: zonas de piel rojiza cubierta de escamas, pequeños puntos “escamados”, piel seca o agrietada, picazón, irritación, uñas engrosadas y/o articulaciones inflamadas o rígidas.

El vínculo entre el estrés y la psoriasis: impacto físico y psicológico

El estrés se caracteriza por ser una reacción, que lleva consigo distintas reacciones fisiológicas y psicológicas, cuando el individuo es sometido a fuertes demandas. El estrés se produce cuando una persona se ve enfrentada a una situación amenazante o cuya magnitud es mayor que los propios recursos para afrontar aquella. Cuando una persona se percibe expuesta de manera constante al estrés sin poder enfrentarlo de manera efectiva, puede llevar a distintos padecimientos tanto físicos como psicológicos.

Se plantea que el estrés es uno de los factores que contribuyen a la aparición de brotes de psoriasis. Según un estudio hecho en España el año 2003, de 231 personas encuestadas, el 43% tuvo un brote de psoriasis desencadenado por una situación de estrés (siendo el factor más común, por sobre traumatismos, infecciones, ingestión de fármacos u otros). Dentro de los factores de estrés que describieron los encuestados, mencionaron conflictos afectivos (24,2%), tensiones laborales (18,2%), problemas económicos (3%) o varios a la vez (37,7).

Impacto en la imagen corporal y el estigma social

También se afirma que los pacientes psoriásicos pueden manifestar un nivel de estrés superior a los no psoriásicos, en situaciones leves o moderadamente estresantes, lo que podría verse influido por su tendencia a la obsesión. También la modificación de la imagen corporal y el estigma social puede llevar a experimentar estrés. De hecho, los problemas estéticos generados por esta enfermedad, llevan consigo problemas de inseguridad y contribuyen a algunos problemas sociales, tales como dificultad para establecer un primer acercamiento ante personas desconocidas.

A nivel químico, se establece que el estrés psicológico inhibe la síntesis de lípidos en la epidermis, alterando la homeostasis en lo relativo a la permeabilidad de la barrera epidérmica, que provoca factores que desencadenan algunas dermatosis crónicas como la psoriasis.

El tratamiento puede llevarse a cabo de forma tópica, o haciendo uso de medicamentos orales o inyectables, con la supervisión de un dermatólogo. Además, puede ser útil el tratamiento psicológico para trabajar el afrontamiento del estrés y lidiar mejor con la situación de padecer psoriasis.

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