Cuando existen casos de violencia intrafamiliar (VIF) en cualquiera de sus formas (física, psicológica, sexual o económica) los niños, niñas y adolescentes (NNA) tienden a ser los que más sufren y los más afectados psíquicamente a largo plazo. En el contexto de pandemia en el que nos encontramos hace más de un año, los índices de VIF en los hogares han aumentado y por lo mismo es importante conocer las consecuencias que suponen exponerse a un ambiente de estas características.
Obviamente cada persona es distinta y a cada quien le va a afectar de diferente manera. Es así como en niños maltratados se puede observar una gran variedad de secuelas. Una bastante usual y significativa es la dificultad que se genera para poder confiar en otro, siendo frecuente que las relaciones interpersonales se les dificulten a medida que van creciendo. Por otra parte, se va normalizando el hecho de que ejercer violencia sobre otro es una forma válida de enseñar, por lo que sus comportamientos y relaciones pueden volcarse hacia allá, estableciendo relaciones de poder sobre otros o de sumisión, entendiendo la violencia como una manera legítima de imponer sus deseos. Además la exposición a VIF deteriora considerablemente en la autoestima del afectado, generando un daño en la forma en que se ve a sí mismo y como se posiciona frente al mundo.
Entendiendo lo anterior, es importante saber que si se está en una situación de este tipo se puede pedir ayuda. Una forma de frenar estas situaciones y ayudar a los afectados son las llamadas “terapias de reparación” las cuales tienen por objetivo, tal como lo dice su nombre, el poder reparar el daño provocado por estar expuestos a VIF e intentar que a largo plazo, tenga las menores consecuencias posibles a nivel psicológico.
Existen programas gubernamentales de protección para los casos de maltrato (cualquiera sea el cualquier tipo de VIF) para niños, niñas y adolescentes, al igual que profesionales de índole privado que se dedican al tema.
Los objetivos de la intervención son varios: en primer lugar está el poder interrumpir la situación de maltrato (generalmente desde el ámbito judicial). A nivel terapéutico se busca resignificar la experiencia abusiva del NNA y del adulto responsable para que se logre integrar la experiencia y que se modifiquen las formas de relación acostumbradas dentro de la familia. Por último, es de suma importancia poder fortalecer los recursos que tenga cada familia para generar un ambiente protector para el menor. El que los padres se integren a la terapia es un requisito, debido a que se debe aclarar de donde proviene esta manera de relacionarse, además de enseñar vías alternativas para manejar los conflictos en el hogar.
En relación a la forma de intervención, hay varios tipos de terapia que buscan el mismo objetivo. Por lo que más que el enfoque de la terapia, lo más importante es actuar a tiempo buscando siempre proteger al NNA y evitar consecuencias psicológicas a largo plazo que le impidan desarrollarse óptimamente.
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